La computación cuántica es otro ámbito tecnológico cuyas promesas son tentadoras, pero cuyas realidades parecen siempre demorarse. No obstante y aunque sus aplicaciones en el mundo real aún tarden en llegar (si es que llegan), el futuro de la computación ya está disponible en la nube: en la reciente edición del CES, IBM presentó su Q System One, una máquina de diseño futurista cuyo poder de procesamiento estará a disposición de las empresas e instituciones para usos comerciales y científicos.
Desde hace unos años, parte de la industria tecnológica ha empezado a jugar en una liga nueva: la de la computación cuántica. En enero, por ejemplo, IBM logró ser la primera compañía en sacar de los laboratorios un ordenador que realiza este tipo de cálculos . Empresas y equipos de investigación creen que este tipo de computación permitirá resolver problemas informáticos hasta ahora imposibles. Y ya se han creado modelos en la nube que incorporan máquinas capaces de ejecutarla. ¿Qué supone todo esto?
En primer lugar, algunas aclaraciones. La computación cuántica requiere como unidad de información el cúbit, que aprovecha principios físicos como la superposición y puede representar al mismo tiempo los valores 0 o 1, y no el bit, representación de un sistema numérico binario (0 o 1). Una característica que atribuye a los ordenadores cuánticos un potencial de cálculo exponencialmente más alto que el de los convencionales.
Ahora mismo, la computación clásica tiene un problema, que es que “se está encontrando ya con la gran barrera de la escala atómica, donde los efectos cuánticos son inevitables”, según afirma Miguel Ángel Martín-Delgado, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Por eso, cree que en la década de 2020 “se va a disparar la necesidad de utilizar mecánica cuántica para hacer computación”. Tanto desde un plano teórico como experimental, ya se ha demostrado ampliamente que este modelo funciona, asegura.
El objetivo actual de centros de investigación y empresas, por tanto, es conseguir la ventaja cuántica, es decir, que una máquina cuántica resuelva algún problema de cálculo importante que ningún ordenador clásico puede superar. Un ejemplo puede ser generar una representación correcta de la química cuántica de una molécula (es decir, su comportamiento fundamental), algo que les cuesta mucho incluso a los ordenadores clásicos más potentes, explica Martín-Delgado. Todavía no se ha desarrollado una máquina capaz de lograr la ventaja cuántica, pero el experto ve probable que ocurra “antes de cinco años”.
Mientras tanto, distintas compañías ya se han volcado en el desarrollo de ordenadores cuánticos cada vez más resistentes y adaptables a las condiciones del entorno (aunque todavía incompletos). Porque construirlos, agrega el catedrático, no está exento de grandes retos: pueden trabajar solo a temperaturas cercanas al cero absoluto (-273 Cº) y necesitan sistemas de alojamiento particulares, así como equipos de mantenimiento altamente especializados. Esto es lo que hace connatural, para que sean útiles, el que interactúen con otras computadoras a través de Internet a la hora de prestar sus servicios, apunta.
Muy buena información la verdad. ! Me gusta mucho la ciencia cuántica y la verdad te doy un 10/10
ReplyDeleteEsta información me parece muy interesante ya que la computación cuántica podría revolucionar el mundo.
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